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lunes, 7 de noviembre de 2016

Describir con los sentidos


Hoy quería hablar de algo que aunque no parezca importante y a veces resulte incluso tedioso, es muy importante a la hora de escribir relatos o novelas: las descripciones.

Describir algo es la herramienta de la que disponemos para que el lector sepa cómo es ese algo. 

Si hablamos, por ejemplo, de una silla y no decimos nada más de ella, cada persona que lo lea imaginará esa silla a su manera (grande, pequeña, de madera, de plástico...) sin embargo, si la describirmos con más detalle, haremos que el lector se aproxime más a la imagen que nosotros, creadores de esa silla, tenemos en mente.


Visto así, con una silla, no parece realmente importante, pero una historia no se cuenta solo con las acciones y acontecimientos que tienen lugar en ella, sino también con las personas, lugares y objetos que aparecen en ella.

Lo realmente indispensable a la hora de decidir qué describir y qué no, es la relevancia que tenga para la historia. Si esa silla de la que hablábamos antes es una pieza fundamental de la trama no debemos dudar en detallar hasta el último de sus aspectos pero si no tiene nada que ver en la trama y es simplemente una silla, no debemos aburrir al lector con su descripción.

Y ese es otro tema importante, a veces las descripciones son largas retahílas de adjetivos y explicaciones que terminan haciéndose pesadas... Tenemos que huir de eso.
No debemos tratar al lector como si fuese tonto, si describimos una silla, no es necesario que digamos que tiene cuatro patas (a no ser que tenga tres). La imaginación del lector es muy potente, puede deducir con poca información el total de lo que queremos transmitirle y eso hay que tenerlo en cuenta.

Una vez decidimos qué tenemos que describir y qué no, hay que pensar en cómo vamos a hacerlo.

Uno de los aspectos que más enriquece una descripción es el uso de los sentidos.


La vista sin duda es el sentido por excelencia, explicando qué es lo que ve el personaje podemos hacer que el lector también lo vea. La forma, el tamaño, el color, el número, la cercanía o la distancia...
Pero no es el único sentido. 

Los olores son un recurso magnífico para describir además de ser unos potentes evocadores de memorias. Comparar olores o usar adjetivos asociados con sensaciones olfativas como cítrico, floral, fresco... rancio, mohoso, penetrante... son una estupenda forma de elaborar una descripción magistral.

En cuanto al sonido, podemos utilizarlo del mismo modo que el olor, con adjetivos como ruidoso, grave, intenso, suave, rítmico etc... Lo que es evidente es que las cosas emiten sonidos reconocibles, ¿quién no sabe cómo es el tic tac de un reloj? Si usamos el sonido en nuestras descripciones, conseguiremos ambientar nuestras escenas y hacer que el lector se abstraiga en ellas. 

En cuanto al tacto y al gusto, son quizá los sentidos menos usados pero es principalmente porque depende mucho de qué se esté describiendo. Para hablar del tacto es necesario que nuestro personaje toque lo que se quiere describir, y que se lo lleve a la boca para hablar del gusto... Si en la trama eso no es lo indicado, estos sentidos no se pueden usar en su descripción.

En general, tal y como hemos hablado, nuestro idioma tiene infinidad de adjetivos y muchos son directamente asociados a sentidos concretos. Esta asociación es una baza que juega a nuestro favor, pues todo el mundo comprenderá lo que queremos decir al ponerlo en nuestra descripción.
Sin embargo hay que saber jugar bien esa baza o se convertirá en un arma de doble filo, porque los adjetivos son buenas herramientas descriptivas pero en exceso pueden convertirse en algo que estropee nuestro texto. 

Recordad: NO es necesario que cada sustantivo vaya acompañado de un adjetivo. Sería redundante decir: nieve blanca, rascacielos alto, persona humana... hay palabras que solas ya son capaces de evocarnos una imagen definida y no requieren de demasiados detalles.

Las buenas descripciones son un arte y la maestría se alcanza con la práctica. ¡¡¡A practicar!!!

Espero que estos consejos os hayan ayudado.

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