Uno de los aspectos importantes de la narración, en el momento en que nos ponemos a redactar nuestra historia, y después de haber escogido el narrador que vamos a utilizar, tenemos que decidir el tiempo verbal que es más adecuado según lo que queremos contar.
A continuación daré
algunos detalles de diferentes tiempos verbales para ayudaros a ver
el potencial de cada uno de ellos.
Nos habla de acciones que tuvieron lugar en el pasado, pero
que fueron puntuales y no se repetían.
Proporciona una gran agilidad
a la narración pues permite pasar rápidamente de un momento del
pasado al siguiente, sin embargo por sí solo resultará en una
narración muy poco profunda, de modo que siempre será aconsejable
combinarlo con otros tiempos pretéritos para dar más niveles de
profundidad a ese pasado, a la historia que queremos contar.
Pretérito imperfecto
(hacía, amaba, pensaba...)
Se refiere a algo que se repetía o era
habitual en el pasado, se usa principalmente para hablar de estados
psicológicos ya que ilustra muy bien el estado de ánimo del
personaje en el momento de la historia que deseamos narrar con el
pretérito perfecto, por ejemplo.
También sirve para
hablar de un pasado muy lejano, más allá del tiempo de nuestra
narración. Sin embargo hay que saber controlar el uso de este
tiempo, si nos pasamos, el texto puede resultar pesado y lento.
El Pretérito Perfecto
compuesto (he hecho, he amado, he pensado...) y el Pluscuamperfecto
anterior (hube hecho, hube amado, hube pensado...) son las
herramientas de profundidad del texto y de los personajes.
No se usan
por sí solos en la narración, sino siempre en combinación con
otros tiempos ya que no sirven para la acción y harían que el texto
fuese meramente reflexivo, sin movimiento. Son los tiempos perfectos
para los flashbacks y la descripción psicológica y de los estados
de ánimo de nuestros personajes.
Por otra parte, si usamos
el Presente (hago, amo, pienso...) estamos narrando nuestra historia
de manera completamente diferente, la contamos al mismo tiempo que
ocurre.
Ni el narrador ni el lector tienen apenas tiempo de procesar
los hechos, lo que da lugar a un texto más inestable y en ocasiones
algo caótico. Sin embaro al mismo tiempo hace que la narración sea
ágil, imprevisible y que enganche al lector. Puede ser muy
recomendable, pero hay que tener cuidado pues con este tiempo verbal
puede quedarnos un texto demasiado superficial y con personajes con
una psicología poco profunda. Es ideal para relatos y cuentos
breves.
En cuanto al Futuro
(haré, amaré, pensaré...) es del todo poco común en la narración,
lo habitual es su uso en los diálogos, pero no se recomienda su uso
en el cuerpo del relato.
El
Modo subjuntivo, por su parte,
nos indica acciones probables, de las cuales no se tiene una
certeza absoluta.
Se usa para dar breves pinceladas
(que yo le amase, no cambiaría nada), para
hacer hipótesis sobre lo que vaya a pasar (es posible que él venga a por mí; quizá ella
le ame...) o hablar de deseos futuros.
(Ojalá fuese diferente)
Espero que estas
directrices os ayuden a emprender la ardua tarea de redacción de
vuestra historia. Próximamente nuevos consejos para esta fase tan importante del trabajo del escritor, ojalá os ayuden a avanzar mejor y
más rápidamente.
Como siempre, para
cualquier duda, pregunta o sugerencia, ponéos en contacto conmigo.
¡¡Nos leemos!!
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